martes, 24 de junio de 2008

RAÚL "el Cordobés" LOYOLA. Idolo del rugby

Nació el martes 20 de agosto de 1940, en Córdoba, claro! Por esas cosas del destino, un bendito día de 1955, entró a jugar con la 4ª División del Club Universitario de Córdoba, metió un try en su primer partido! y allí, quedó atrapado por la magia del rugby.

Sus primeros entrenadores fueron el hoy Escribano Héctor Panzeri –actual Presidente del Club Universitario de Córdoba–, y el Gran Basco Guena, quienes no sólo le enseñaron a jugar, sino que también le transmitieron eso que algunos llamamos “el espíritu del rugby”.

Su puesto fue el de wing-forward, y lo jugó en su Córdoba Capital hasta 1965; después vino el Belgrano Athletic Club de Buenos Aires, hasta que se retiró del rugby, en 1972. En 1958, con sólo 18 años debutó en el Seleccionado de Córdoba, enfrentando al poderoso equipo de Tucumán.

En 1964, jugó la final del Campeonato Argentino, entre Córdoba y Buenos Aires. Allí mismo, quedó seleccionado para el Campeonato Sudamericano de ese año, en San Pablo. Ya era “Puma”! y lo sería hasta otro Sudamericano, el de 1971, en Montevideo.

Con la camiseta celeste y blanca jugó 27 partidos, enfrentando a los Juniors Springbocks, a Section Palois y al seleccionado Oxford-Cambridge (1965), a las Gazelles (1966), a Gales (1968), a Escocia (1969), y a Irlanda (1970). También, enfrentó a Uruguay, Chile, Brasil y Paraguay, en los sudamericanos de 1964 y 1971, de San Pablo y Montevideo, respectivamente.

Reside en Miami desde julio de 1977, donde llegó a jugar algunos partidos amistosos en USA y en islas del Caribe, integrando equipos de veteranos. Sin un hijo varón que siguiera sus pasos en el rugby, vive igualmente muy feliz con su esposa Adriana Winter y sus hijas Carolina y Florencia (“las 3 argentinas!”, aclara orgulloso).

Para describir su juego, nada mejor que la brillante descripción del Dr. Horacio Pichot en su imperdible libro “Los Titulares”: era fuerte, seguro e irrompible (comparándolo con una moto de famosa marca); era explosivo e intuitivo; tenía un pique demoledor; a pesar de su baja estatura, se transformaba en un gigante imbatible; será por siempre un inolvidable!


Rubén J. Gómez Giordano, autor de la colección de filatelia temática
“El Espíritu del Rugby”

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