martes, 21 de octubre de 2008

Miqueas Morri un rugbier para imitar


Hay muchos valores del rugby que no están escritos en un reglamento pero sirven, y mucho. Entre ellos están la amistad, el respeto por el rival, por uno mismo y por la autoridad del partido, el compañerismo y la nobleza.

'Este deporte no se explica. Se siente, se juega, se vive y por eso se transforma en una pasión', según palabras de Agustín Pichot, último gran capitán de Los Pumas. Esto sintetiza lo que siente y vive a diario Miqueas Morri, jugador de la categoría M17 de Provincial, quien a los 10 meses de vida contrajo meningitis, y una secuela de esa enfermedad es su sordera. De chico fue sometido a una cirugía para colocarle un implante coclear que junto con un audífono puede mejorar su audición, pero él prefiere no usarlo.

De chico acompañaba a su papá Eduardo a ver jugar a su hermano Mauro al rugby en Provincial, y a pesar de que sus padres lo acercaron a diferentes deportes él siempre quiso jugar con la ovalada. A los 11 años comenzó en la escuelita de rugby infantil del club del parque Independencia y nunca más faltó a una práctica, y mucho menos a un partido.

Sus padres, Alicia y Eduardo, quienes hicieron de intérpretes para que Rugby Ovación pudiera entrevistar a Miqueas, destacaron lo importante y valioso que fue todo el trabajo que realizaron los integrantes del rugby de Provin, desde los managers, entrenadores y dirigentes para que pueda jugar y ser parte del club.

Siempre se dice que al rugby juegan todos, no importa si sos flaco, gordo, alto, petiso, lento o rápido. El rugby es un deporte para todos. Y gracias a éste, Miqueas cuando entra a una cancha a disputar un partido siente que es uno más a pesar de su problema. La pasión por este deporte se iguala a la de Pichot.

—¿Cuándo y por qué comenzaste a jugar?
—Empecé a los 11 años porque lo veía jugar a mi hermano Mauro y me gustaba mucho. Y desde entonces nunca falto a ninguna práctica ni partido.

—¿Qué sentís cuando entrás a una cancha de rugby?
—Me gusta el rugby porque es un deporte de contacto, que implica tener fuerza para poder jugar. Me gustan los deportes donde haya un desafío. Practico otros deportes que también tienen que ver con la fuerza. Hace unos años que busco siempre tener un buen estado físico. Por eso voy al gimnasio, hago atletismo, canotaje y natación. El año pasado crucé el río Paraná, y en diciembre lo voy a hacer otra vez.

—Mirás mucho a tus compañeros para ir ubicándote, ¿cómo te comunicás con ellos?
—Lo miro a Franco (Monje), que me ayuda mucho. Los chicos permanentemente me van guiando. El Chino (el entrenador Rodolfo López) también me hace señas. A partir de todas esas indicaciones me ubico en la cancha. Además, antes de que empiece el partido le avisan al árbitro de mi condición.

—¿Alguna vez tuviste miedo antes de entrar a un partido de rugby?
—Cuando empecé tenía un poco de miedo porque era todo nuevo para mí, pero con el paso del tiempo esos temores se fueron yendo. Es un deporte donde no existe la mala intención. Tengo varios cortes, pero que son producto de accidentes de este deporte que es de contacto.

—¿Te hace sentir importante formar parte de un equipo de rugby?
—No me gusta y me hace mal cuando mis compañeros no vienen a las prácticas. Para mí es muy importante que todos estemos presentes para poder entrenar mejor, porque si trabajamos bien en la semana las cosas salen mejor cuando jugamos por los puntos. Y si hacemos un partido mediocre o malo, eso hace que no me sienta importante. En cambio, cuando practicamos bien y después jugamos un buen partido me siento muy importante.

—¿Qué pensás hacer en el futuro con respecto a los deportes?
—Quiero seguir jugando al rugby porque es el deporte que amo. En el club está Miguel Mansilla, que es un ejemplo porque tiene más de 40 años y sigue jugando. Si me cuido, hago una vida sana y continúo practicando deportes creo que voy a poder jugar hasta los 40.

—¿Recordás algún lindo momento vivido en un partido de rugby?
—Recuerdo el viaje de 2005 a Mar del Plata. Yo jugaba en la M14 y fui como refuerzo de la M15, donde jugaban Agustín Demarchi, Jonathan Sanz y Martín Fraile. Ese viaje y ese torneo fueron muy emocionantes. Además, ganamos un partido con un try mío sobre la hora y todos mis compañeros vinieron a abrazarme y terminamos todos llorando de la emoción.


:: Gentileza Lisandro Olearo :: Suplemento Rugby Ovación Diario La Capital :: Grupo UNO Medios :::

No hay comentarios: